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Viajé
a la finca Los Olivos, del amigo José Gregorio Orta para variar.(miércoles, 9
de septiembre).
Luego
hicimos un viaje por el Orinoco hasta los médanos cercanos (11,12 y 13 de
septiembre). He aquí el relato de esa aventura por el río más grande de
Venezuela:
I
Es
tediosa la noche, larga; y el calor hace
difícil conciliar el sueño. Una casa muy
pequeña, de las llamadas rurales, con sus paredes candentes, nos sirve de
abrigo. Las puertas y ventanas están muy
bien cerradas para evitar que se cuelen los mosquitos. Eran bastante y su molestia, mayor. Antes de emprender el viaje, Pajarito, con su
hablar convulsionado y apresurado ,nos había prevenido:
-Andan en nubes negras y si se lanza una
manotada al aire se puede asir un montón de esos fastidiosos voladores con el
puño apretado
Una
vela de sebo, con su luz chirriante e indecisa, alumbra tenuemente la estancia con
grandes focos de claroscuros y penumbras móviles.
Las
sombras de la noche y el fuego propician la meditación y la conversación
filosófica, interrumpida sólo por el ruido de los ratones y el crujir de las
alcayatas de los chinchorros.
II
El
maestro del caserío nos habló de los problemas de la escuelita. Los pobladores no entendían su importancia y
necesidad, no obligaban a los niños a asistir a las clases y en muchas
ocasiones los retiraban para emplearlos en faenas duras. Nos refirió que se la pasaba pleiteando con
los vecinos que tenían la costumbre de utilizar los salones de la escuela, por
las noches, para ubicar sus cochinos, buscando protegerlos de las picaduras de
los zancudos.
El
maestro dio un giro en la conversación y comenzó hablar de libros, de su
biblioteca, del significado de la vida, de su origen, etc. Explicó que no había diferencia entre
creación y evolución.
-Creo
en Dios y luego acepto a Darwin – dijo para rematar su exposición.
III
José
Beltrán se refirió a las últimas teorías cosmológicas, al Big Bang, al
alejamiento constante de las
galaxias. Luego habló de Friedman, de
Hawking, de los agujeros negros, del calor de las estrellas y su importancia
para medir las distancias.
-Coño,
¡que calor hace! – pensé.
-Dentro
de varios millones de años el universo colapsará al producirse una nueva
explosión – terminó diciendo José Beltrán.
IV
Yo, simplemente dije que era trágico pensar que todo se acabaría algún
día. Es sombrío ese futuro cuando
imaginamos que todo lo bueno que ha producido el hombre se perderá
irremediablemente.
-Seguramente
eso explica el afán de las grandes potencias de explorar otros mundos. No quieren que algún día una bola candente
los reviente por eso desde ya estudian y planifican un viaje para el carajo, lejos, dije.
V
Salimos
a la calle. Por largo tiempo y en
silencio estuvimos contemplando el firmamento.Regresamos a nuestros chinchorros
y seguimos conversando de todo un poco; luego la tertulia se fue haciendo
lenta, pesada, hasta que un ronquido nos hizo comprender que era suficiente por
esa noche.
VI
La
ventisca arrastraba la arena y golpeaba, silbando en las paredes de nuestra
casa provisional. Los perros no cesaban
de ladrar y lo hacían con más vigor cuando un burro o un cochino atravesaba al
galope las callejuelas. El ruido del
motor de una lancha precedía a un tiro de escopeta; el eco se esparcía y
retumbaba en espacio negro del silencio.
VII
Bajo
la luna grande el médano descansaba plácidamente.
VIII
El Orinoco aún está bastante crecido y con sus afluentes,
el Caujarito, Guariquito y Aguaro, cubre las playas de los médanos por todos
los lados, convirtiéndolos en verdaderas islas.
Entonces las queseras no son más que horcones tímidamente asomando sus
techos de palma, como barcos encallados; y los caseríos parecen archipiélagos
de cúpulas. Las aguas sacan a los
pobladores de las costas y riberas.
Familias enteras llegan desde Garcitas y otros médanos al de Gómez, para
pasar la temporada.
IX
Son
tiempos muy difíciles porque la principal fuente de alimentos y de intercambio
comercial es la pesca , y ahora la creciente del río casi no la permite sino
como actividad menor para el diario mediocomer.
En pequeñas curiaras los pescadores se internan en los bancos de sabanas
inundados y regresan más tarde con sus escuálidos botines para encender las
fogatas a la orilla del río. La manteca
cruje en las sartenes, alrededor de las cuales se concentran los niños macilentos.
Parecen disfrutar del espectáculo de
las llamas; pero en realidad es el hambre que les hace permanecer entre los
hilos de humo. Hombres, mujeres y niños,
palmeras, arreboles, río y fogata hacen una composición espectral, una escena
ritual lúgubre.
X
Así son casi todos los atardeceres del médano.
XI
Con
el alejamiento de la estación lluviosa las aguas empiezan a retirarse. El río se encoge hacia el centro, permitiendo
la aparición de las vegas. Las tierras feraces de las costas son aprovechadas
para la siembra de algodón. José Beltrán
establece un paralelo con la civilización egipcia:
-Así
vivió el hombre del Nilo, dice.
XII
La
vida de los médanos es apacible y aburrida. Los hombres se levantan con el sol
y luego se dirigen al río. Con el cuerpo
semidesnudo y con los pies descalzos o en alpargatas observan, con tristeza y
pereza el movimiento rítmico de las aguas.Después parten a pescar, a cazar
patos o guacharacas, o arrancarle algunos tubérculos y otras raíces comestibles
a la orilla del río. Al medio día
reposarán en sus chinchorros y en la tarde con sus vientos frescos, se pasearán
por la arena abundante de las calles, beberán unas cervezas y escucharán y
bailarán joropos con un radiecito de baterías.
XIII
Estábamos
en los médanos invitados por Magdaleno Rivas, hombre culto y terrateniente de
la zona denominada Gómez. La curiosidad
investigativa nos llevaba a uno de los médanos antiguamente habitado por los
indígenas.
Al
llegar a Médanos de Gómez, Magdaleno nos sugirió pasar al chalet de su
propiedad. Llamó a su mujer – una de sus
tantas – y le pidió que preparara el almuerzo.
-Algunos
piensan que uno tiene varias mujeres por tenerlas – dijo Magdaleno sentándose
en un sillón y agregó:- y en realidad uno lo hace por necesidad y más aún por
comodidad. Mientras tanto la obediente
mujer le quitaba las botas.
Almorzamos
abundantemente con arroz aguado con guineo, pato salvaje frito, frijoles
amanecidos, yuca, queso blanco llanero, pavones bien tostados y arepa.
XIV
Antes
de navegar para Médanos de Indios, objetivo principal de nuestro viaje, dimos
una consulta médica al aire libre, debajo de los árboles. El maestro hizo las veces de enfermero
mientras yo examinaba a los pacientes que se arremolinaban alrededor del
improvisado consultorio. Algunos
trajeron unos taburetes y se sentaron haciéndonos un círculo. Los niños parecían los que más
disfrutaban. Recordé los cines
ambulantes que pasaban por mi pueblo en carpas. Fue una sesión conjunta, una
especie de terapia de grupo porque los diagnósticos eran bien comentados y
murmurados.
XV
La
estadía en los Médanos de Indios fue breve y cuando partimos hacia Cabruta en
la madrugada, la luna llena, detrás de la enramada, parecía guiarnos con su
resplandor.
XVI
Nuestra
curiara navegaba apaciblemente sobre la calma de las aguas. Estaba impresionado por lo que había visto en
los Médanos de Indios: las tinajas grandes conteniendo esqueletos y que
hablaban de una forma peculiar de enterrar a los difuntos, las estatuillas y
otros muchos objetos de cerámica, las monedas de hueso con un orificio en el
centro, etc. Todo esto, en un estado de
completo abandono era indicio de cierto desarrollo artístico, del florecimiento
de una cultura indígena más o menos importante en la zona. Así se lo dije a mis compañeros de viaje.
XVII
En
general, tengo entendido, nuestros indios tenían una cultura igual o tal vez
superior a la española, - empezó a comentar Magdaleno y prosiguió:- Fueron
excelentes agricultores, porque la agricultura era algo sagrado, ritual. Construían terrazas para evitar la erosión de
los terrenos y canales para irrigar los sembrados. Un colombiano publicó un libro donde dice que
si no fuera por la papa la civilización europea hubiera desaparecido con tantas
guerras y hambrunas. ¡la papa es un legado de nuestros indios!, remató
Magdaleno .
XVIII
El
aluvión de las aguas arrastra todo lo que encuentra a su paso. Desde nuestra curiara divisamos árboles
navegantes, troncos y cadáveres de vacas flotantes. Me llamó poderosamente la atención un perro
nadando desesperadamente en medio del río, buscando algo donde apoyarse sin
encontrarlo.
-Es
una manera de deshacerse de los perros indeseables por estos lados, explica
Magdaleno.
Pienso
que todo esto es un crimen horrendo. No
recuerdo que escritor ruso dijo que los animales eran nuestros hermanos menores
y por eso había que protegerlos, amarlos.
XIX
Los
mayas fueron grandes científicos – dice el maestro y continúa – inventaron el
cero, su sistema de numeración era superior al de los europeos, su año tenía
también 365 días. El sistema métrico era
vigesimal, es decir, con base en el número veinte, conocían el cambio del
tiempo según el recorrido de la luz que entrara por las puertas; teniendo como
fundamente todo este arsenal matemático y astronómico levantaron monumentos
arquitectónicos como los de Tikal…
Sí,
tenían nuestros indios una cultura muy desarrollada antes de la llegada de los
españoles. Allí están Machupicchu,
Chichén, Itzá y Uxmal con sus fantásticas pirámides; y no hablemos de Copán, en
Honduras, la ciudad de las maravillas, del conocimiento, de la sabiduría. Era una especie de ciudad universitaria-
terminó emocionadamente el maestro.
XX
Nuestra
navegación hasta los momentos es de cabotaje, para evitar grandes
peligros. La curiara se desplaza como
entre los canales de los pequeños ríos que nutren al Orinoco. Matorrales, cujíes e islotes de sabana son el
camino, la ruta de los viajeros acuáticos.
Así vamos, sumergidos en nuestros pensamientos cuando hay altos en la
conversación hasta que abruptamente aparece ante nuestros ojos una gran masa de
agua, infinita, avasallante. Es el Orinoco
imponente.
El
agua penetra en la curiara, refrescando nuestros cuerpos. Los rayos solares ofuscan la visibilidad.
XXI
Es
cierto, maestro - empieza José Beltrán –
los incas, por ejemplo, fueron excelentes matemáticos, idearon un sistema de
contabilidad con cuerdas anudadas y
coloreadas y que es conocido como el
quipu. Pero quiero referirme –
continuó José Beltrán– a las grandes
ciudades indígenas como Tenochtitlán de los aztecas y el Cuzco de los incas;
las ciudades contemporáneas de la España de aquella época eran poca cosa
comparadas con las nuestras. Hernán
Cortés quedó maravillado al ver las grandes plazas de las ciudades mexicanas y
decía que ni la de Salamanca le daba por las patas. La religión cristiana, sus
fanáticos, la inquisición, el hijo de puta de Torquemada y sus hogueras se
encargaron de destruir los códices, los
documentos que hablaban del gran avance de la ciencia, del desarrollo cultural,
del progreso social de nuestros indígenas.
No sé por qué coño quieren que celebremos cada año la llegada de esos bárbaros. ¿Por qué carajo no celebran los españoles la
llegada de los árabes a su territorio? Terminó con tono enfático e iracundo
José Beltrán.
XXII
Nuestra
embarcación es golpeada fuertemente por las olas que parecen muy furiosas. El vaivén es constante y hay necesidad de
alejarse de la costa para evitar los ataques frontales de la turbulencia con su
consecuente expulsión del cauce de nuestra pequeña embarcación. Magdaleno dice que es algo natural porque a
las diez de la mañana el Orinoco se pone bravo.
Eso pasa todos los días.
XXIII
Yo
hablé sobre los avances médicos que habían logrado los indios a la llegada de
los españoles, de la existencia de herbolarios donde se cultivaban plantas
medicinales. Recordé que los aztecas tenían tiendas que eran expendios de
medicamentos. Los indígenas de los andes
dominaban a la perfección la trepanación y utilizaban las hojas de la coca
masticada sobre el campo operatorio en calidad de anestesia, muy primitiva pero
efectiva; para suturar colocaban las tenazas de hormigas grandes o bachacos de
tal manera que quedaran unidos los bordes de la herida y luego quitaban la
parte sobrante del insecto que además segregaba sustancias antisépticas. Los indios conocían la quina – continué – la
ipecacuana, el curare, utilizados hoy en día ampliamente en la medicina
occidental o han servido de fundamento para realizar estudios en farmacología
moderna. Los incas colocaban perlas en
los dientes para curar las caries y utilizaban los hongos que crecen sobre las
papas para hacer jarabes curativos. En
Europa se vino a saber sobre las propiedades curativas de los hongos sólo
después del descubrimiento de la acción antibiótica del Penicillum notatum.
Terminé
mi exposición cuando estábamos llegando al puerto de Cabruta. Muchas embarcaciones se encontraban amarradas
en el muelle. Algunas personas esperaban
en la orilla. Las tiendas aún estaban
cerradas. Unos vendedores de empanadas,
en bicicletas, proponían sus mercancías vociferando:
¡Están
calenticas!
XXIV
En
un rincón apartado estaban unos indios con unos aperos primitivos de caza y de
pesca. Tenían por toda vestimenta unos
taparrabos diminutos. Más allá uno de
ellos tomaba un trago empinándose una botella de ron. Otro dormitaba tranquilamente sobre unos
cartones en el suelo. Sus niños,
ofreciendo a los pocos transeúntes indiferentes, collares de semillas
coloreadas, dientes de animales, figurillas de azabache y otras bagatelas
tenían rostros melancólicos. “Esa
tristeza, esa depresión, ese razonar sin esperanzas que a veces nos aturde
tiene motivos nostálgicos, ancestrales”, me dije.
XXV
Nos
dirigimos al carro que nos esperaba.
Sentí un pinchazo en las sienes.
Un sentimiento de lástima y arrechera me invadió y dije a mis
compañeros:
-¡Carajo,
cómo se ha degradado nuestra gran cultura!
XXVI
Nubes
gruesas y negras cruzaban el Orinoco.
Garzas y pelícanos rasaban, en sus vuelos intermitentes, sus aguas
ondulantes.
58
Inscribí
oficialmente mi candidatura para participar en las elecciones para
alcaldes.(martes, 22 de septiembre).
“El
hombre sin angustias es un indigente espiritual”.(Kierkegaard)
59
Viajé
a Cabruta con fines políticos para promover mi candidatura a la alcaldía. Nos
acompañó Máximo Blanco. Caminamos por las calles del pueblo y hablamos con la
gente. Luego cruzamos el Orinoco en lancha y llegamos hasta Caicara. Me
entrevistaron en un programa radial. Al regresar a Cabruta intervine en un
mitin. Me quedé con una buena impresión del pueblo y su gente. Iguales actos se
repitieron en Las Mercedes (1 de octubre) y en La Pascua (7 de octubre).
60
Tía
Carolina está enferma. Viajé a Paso Real para examinarla (21 de octubre,
miércoles). Con Luisa y Argenis fuimos todos al Contiqui, la finca donde
trabaja Argenis. En la noche en medio de la oscuridad nos acostamos en el suelo
y contemplamos el cielo estrellado hermoso y brillante. (Domingo, 21 de
noviembre). Lleve a Barquisimeto mis documentos a la Universidad Lisandro
Alvarado para un concurso (24 de noviembre, martes). En San Juan conocí al
famoso escritor Argenis Rodríguez y le obsequié mi primer libro: Del socialismo
real a la perestroika.(25 de noviembre, miércoles).
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Hoy
se realizaron las elecciones. Saqué apenas 180 votos con la tarjeta del MAS. Me
acompañaron en mis marchas miles de personas pero solo votaron esas pocas. Una
gran experiencia, sin duda. (6 de diciembre, domingo).
62
Viajé
nuevamente a Barquisimeto para lo del concurso de la universidad. Argenis
Osorio me llevó a San Joaquín y allí conocí en su casa a la esposa de Chávez
(Nancy de Chávez), el comandante que intentó un golpe de estado. Nancy de
Chávez (11 de diciembre, viernes).
63
Nuevamente
pasamos unos días en el Contique. Llueve de vez en cuando en Las Mercedes.
Vinieron de Caracas José Meléndez y su esposa Tatiana para celebar el año nuevo
en nuestra casa.
62
En
resumen podemos decir que hice muchos viajes a La Pascua (incontables), San
Juan de los Morros (8 veces), Caracas, etc. Se consolidó el partido municipal
que fundamos, aunque sacamos pocos votos en las elecciones. Publiqué mi primer
libro: Del socialismo Real a la perestroika. Dejamos de publicar El Mercedense,
el periódico regional. Se publicaron 27 números desde el 18 de diciembre de
1990 hasta noviembre de 1992. Escribí un perfil epidemiológico de Las Mercedes
del Llano. Publiqué 20 artículos. Por todo he publicado 36 artículos. Fundé una
página científica en un periódico regional. Me entrevistaron 2 veces por radio
y otro par de veces para periódicos. Hice 3.249 consultas médicas. En total
desde que empecé a ejercer la medicina en Las Mercedes he realizado 10.770
consultas.
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